
El paraíso caribeño que conquista a los viajeros en Roatán: West Bay
La impresionante Playa de West Bay en Roatán es un destino de ensueño que combina aguas cristalinas, arenas blancas y una biodiversidad marina excepcional.
El Reloj de Comayagua no es solo una reliquia, sino un símbolo vivo de la historia y cultura hondureña y usted puede visitarlo con su familia.
Turismo10 de abril de 2025Comayagua, Honduras.
En el corazón de la antigua capital hondureña, Comayagua, la Catedral de la Inmaculada Concepción guarda uno de los secretos históricos más fascinantes de América: el reloj de engranajes más antiguo del continente, aún en funcionamiento.
El llamado Reloj de Comayagua no solo marca las horas, también cuenta la historia de un legado milenario que conecta a Honduras con la España medieval.
Fabricado alrededor del año 1100 por artesanos árabes durante el dominio islámico en la península ibérica, este reloj mecánico fue una muestra de la avanzada ingeniería de la época.
Por siglos, su tictac resonó entre los muros del palacio de La Alhambra en Granada, hasta que el rey Felipe III, tras la reconquista cristiana, decidió enviarlo a las colonias del Nuevo Mundo.
Fue así como en 1636, el reloj llegó a Comayagua, entonces capital de la provincia de Honduras, siendo instalado inicialmente en la Iglesia de La Merced.
Años después, en 1711, fue trasladado a la torre de la recién inaugurada Catedral de la Inmaculada Concepción, donde permanece hasta el día de hoy.
El mecanismo del reloj está compuesto por ocho ruedas dentadas de hierro que mueven un sistema de pesas y péndulos, diseñado para funcionar sin electricidad.
Cada cuarto de hora, una pequeña campana —la campana San Emiglia, fundida en 1821— marca el paso del tiempo.
A la hora en punto, suena la campana Inmaculada, de 1749, con su grave repique que aún resuena por las calles empedradas del centro histórico.
Este complejo sistema ha sobrevivido al paso de los siglos gracias a un minucioso mantenimiento manual, que incluye la limpieza de engranajes, la reposición de piezas desgastadas y el cuidado del mecanismo con aceites especiales.
El Reloj de Comayagua no es solo una reliquia, sino un símbolo vivo de la historia y cultura hondureña. Representa la herencia colonial, la conexión con Europa, y el ingenio humano que, sin computadoras ni electricidad, logró crear una máquina capaz de medir el tiempo durante más de nueve siglos.
Hoy, es una de las principales atracciones turísticas de la ciudad. Visitantes nacionales y extranjeros se maravillan al subir a la torre de la catedral y ver de cerca los engranajes de este reloj centenario, cuyo tictac constante parece decir: "el tiempo pasa, pero la historia permanece".
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